Ejecutan a limonero en Michoacán; extorsiones agravan violencia agrícola
La violencia que asola Michoacán cobró otra víctima: Rogelio Escobedo, un reconocido productor de limón, fue asesinado el pasado 30 de noviembre mientras transitaba por la carretera Cuatro Caminos-Apatzingán, en Parácuaro. Su caso ha puesto en evidencia la vulnerabilidad del sector agrícola ante los grupos criminales.
Según reportes preliminares, hombres armados interceptaron a Escobedo y su acompañante, disparándoles sin previo aviso. Aunque Rogelio intentó huir, sucumbió a las heridas. Su acompañante resultó gravemente herido y fue trasladado a un hospital.
Escobedo, propietario de una importante empacadora de limón en Nueva Italia, generaba numerosos empleos en la región. Sin embargo, también era blanco de constantes extorsiones por parte de organizaciones delictivas. “No era un hombre de problemas; daba trabajo a muchos”, comentaron en redes sociales tras su muerte.
El caso de Escobedo es un reflejo de la constante presión que enfrentan los productores de limón, quienes deben lidiar con cuotas impuestas por cárteles y amenazas a su seguridad.
A pesar del despliegue de más de 800 soldados en seis municipios clave para la producción de limón, como Parácuaro y Apatzingán, los actos de violencia continúan. La estrategia militar busca proteger la cadena de producción y comercio, pero la persistencia de extorsiones sugiere que el problema va más allá de la presencia armada.
Según informes, al menos 11 líderes criminales operan en regiones productoras de limón como Tepalcatepec y Sierra-Costa. Entre los grupos involucrados destacan Los Viagras, Los Blancos de Troya y el Cártel de Tepalcatepec.
Además, la alianza entre Los Viagras y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha intensificado la lucha por el control de Tierra Caliente, agravando la inseguridad.
Michoacán es el mayor productor de limón en México, con más de 3,400 productores registrados y 62 empacadoras. Sin embargo, la violencia amenaza con desestabilizar esta industria clave para la región.
El asesinato de Rogelio Escobedo no solo significa la pérdida de una vida, sino un golpe al tejido económico y social de Michoacán. Su caso refleja la urgente necesidad de medidas más efectivas para proteger a los productores agrícolas.
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