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Morir intubado por Covid es fallecer en silencio; desabasto les arrebata la oportunidad de vivir
Destacadas • Publicado el 2020-12-13

Morir intubado por Covid es fallecer en silencio; desabasto les arrebata la oportunidad de vivir

Morir intubado por Covid-19 es fallecer en silencio, sin la posibilidad de despedirse de los seres queridos, y cuando a las complicaciones propias de la enfermedad se agrega la falta de insumos para dar una atención adecuada, es una muerte sin dignidad.

“El paciente muere ahogado, con un tubo en la boca, con un ventilador que, en vez de beneficiarle, lo está restringiendo; hay expedientes en los que se ha evidenciado que no se les intuba no porque no sepa hacerlo el médico o no se tenga la capacidad o el conocimiento, sino porque no se tienen los recursos, y obviamente fallece, o intubado, muere con dolor, muere con poca dignidad”.

Son palabras de un urgenciólogo del Hospital General Regional del IMSS número 2 (HGR-2) El Marqués, en Querétaro, quien lidia cada día con la falta de medicamentos de sedación, analgesia y bloqueo neuromuscular, indispensables para mantener estable y sin dolor a pacientes que requieren ventilación mecánica.

 “Llevamos desde agosto-septiembre exigiéndolos, se han tenido juntas, reuniones, comisiones; un día existe un medicamento, un día se surte otro, un día hay ventiladores, otro monitores; aquel paciente que tiene mucha suerte y le tocó monitor, ventilador y medicamentos tiene buen pronóstico, pero si llega donde no hay ventiladores ni monitores ni bombas de infusión ni medicamentos, pues va a fallecer, ésa es la regla, no es tanto que tenga 70 o 20 años, la regla es que, si en el momento existen los insumos, podrás tener una oportunidad”, explicó.

No le dan fusil para la guerra, pero lo investigan
Uno de los días más complicados durante la pandemia fue el turno nocturno entre el 16 y 17 de noviembre, los hechos de aquel día tienen hoy en vilo la continuidad laboral del urgenciólogo, pues se abrió una investigación por su actuar de esa noche.

“Imagínate, tener una paciente de 35 años que tiene la necesidad de intubación y cada vez que se le requiera pasar el tubo a través de la garganta no se tenga con qué dormirla, con qué sedarla, y tenga que pasar el tubo a través de su garganta sin que se pueda hacer algo más, como paciente y como médico”.

Excélsior tuvo acceso al chat de médicos y autoridades del HGR-2. Desde las 9 de la noche con 12 minutos del lunes 16 de noviembre, el médico preguntó por la existencia de los medicamentos:

“Buenas noches sólo para pedir el estatus de medicamentos de sedación, relajación, gracias. Estatus de accesos venoso centrales. ¿Estatus de bombas de infusión?”.

A las 9 de la noche 22 minutos el médico agregó:
“¿Cuál es la estrategia ante dicho desabasto?”. Cuatro minutos después expuso la situación de otro paciente: “Ni accesos venosos, no control de goteo para antirrítmico, sin llaves de tres vías, disculpen, pero en estos casos de desabasto ¿cuál es la indicación?”.

Las bombas de infusión son otro de los faltantes que el doctor y sus compañeros han venido señalando a la dirección del hospital. Con ellas se controlan los medicamentos, cuyas dosis requieren de precisión gota por gota.

“Hoy por hoy, en la institución no se cuenta con bombas de infusión, se dejan a libre demanda, a goteo, a lo que la gravedad les pueda dar, y el paciente va a empeorar. ¿Y cuándo te vas a dar cuenta? No te vas a dar cuenta porque el paciente no tiene un monitor”.

En el chat del HGR-2 nadie había respondido las preguntas del médico. A las 9:39 insiste en la necesidad de los medicamentos:

“Sólo conocer la respuesta de la alta dirección. En caso de no contar con los insumos mínimos necesarios, como ya se había estipulado previamente y se había acordado en minuta… rompiendo los derechos de los médicos y de todo el personal. ¿Cuál es la decisión a tomar?”.

De inmediato envía otro mensaje: “Tengo paciente con necesidad de intubación, ya aceptó y no cuento con recursos. ¿Sólo se estipula en la nota dicho desabasto?”.

Ninguna autoridad respondía, a las 10 de la noche con ocho minutos un integrante del turno vespertino se unió a la exigencia de insumos.

“Doctora Gay (Miriam Gay, directora del HGR-2) de la manera más atenta, por favor, apóyenos con material con sedación, usted puede buscar una estrategia o no se con quién tenga que pedir apoyo, esto está rebasando, todos están llegando a morir a choque, no hay sedaciones, no hay bombas de infusión, a necrosar extremidades, bueno, si es que llegan a eso, no hay catetes (catéteres) y la gente llega pensando que los vas a ayudar; que tal vez por su idiosincrasia, incredulidad o ignorancia no se cuidaron, o tal vez sí, pero nuestro deber como médico y como atención al derechohabiente, los tenemos que atender, pero no hay con qué atenderlos, por favor, autoridades máximas hagan algo, es desgastante pedir y dice Cendi: no hay, no hay y no hay”. >Las autoridades seguían sin responder, el médico envió un mensaje más siguiendo la línea discursiva de su compañera.

“Increíble el poco apego y nula cordialidad. Aquí se encuentran nuestras autoridades. Ya leyeron el chat y no hay respuesta. Pueden pasar las horas y días y no habrá respuesta. Basadas en la ética de no me voy a pelear en un chat... cuando un líder sólo preguntaría: ‘¿Qué podemos hacer juntos? ¿En qué ayudo? Disculpen todos los compañeros por abusar de este chat, sé que deben descansar, pero no encuentro respuesta de ninguna jefatura ni de nadie”.

Murieron 5 pacientes en una noche ante la falta de insumos
Los medicamentos que requería el urgenciólogo eran los sedantes propofol, midazolam o diazepam; todos sin existencia esa noche, de acuerdo con la libreta de control de sicotrópicos. La paciente no sobrevivió. Esa noche, cuatro pacientes más con complicaciones por Covid perdieron la vida en la zona de urgencias del HGR-2.

“Eso es lo que vivimos el día a día, mueren porque no les damos la atención, mueren porque realmente los estamos dejando sin ningún medicamento, sin ventiladores; sucedió con esta paciente que después de que no le llegó el oxígeno al cerebro comenzó a convulsionar y convulsiona porque no le estás otorgando ninguna sedación, a pesar de pedir los medicamentos no se le otorgó y el desenlace pues es fatal, fallece el paciente”.

El doctor que evidenció la falta de insumos hoy está bajo investigación y podrían rescindirle su contrato laboral con el Instituto Mexicano del Seguro Social. Él asegura que se trata de una negligencia administrativa que no le permitió tener los medicamentos y las bombas de infusión necesarios para atender a los pacientes.

“La norma oficial te pide que debes tener ciertos recursos para poder abrir un hospital, esos insumos son los mínimos necesarios para poder atender a los pacientes; si nosotros tenemos los equipos, si nosotros tenemos los medicamentos y los administramos mal es problema del área médica, del médico o de la enfermería, los camilleros; pero si no cuentas con ellos (los insumos), no tienes cómo atenderlos, cómo te doy un tratamiento si al final no tengo qué darte”.

“Iatropatogenia” administrativa
Para Antonio Juárez, abogado y director de la sociedad civil Blindaje Médico, se trata de una iatropatogenia administrativa. “Existe algo que se llama la iatrogenia administrativa, yo le llamo iatropatogenia administrativa, quiere decir que la decisión del personal que administra, compra insumos, los asigna, esta decisión tiene una repercusión en la salud de las personas”.

 Y es que los médicos no pueden ser responsables de los insumos faltantes.

“Yo no puedo decirle al doctor, es que usted tenía la obligación de llevar una ambulancia. ¿Dónde está la ambulancia? ¿Dónde está la gasolina? ¿Dónde está el chofer? Si no la lleva entonces lo meto a usted a la cárcel... no puede ser posible. Hay una máxima del derecho que dice que nadie puede verse obligado a lo imposible, el empezar en una etapa de una pandemia a querer exigir de más del gremio médico obviamente a lo que obliga es a que el gremio médico se asuste, se retraiga y esto, yo siempre digo, la criminalización del acto médico es un problema de salud pública”.

Hasta la firma del abogado se han acercado en Querétaro 13 médicos y distinto personal de salud del mismo hospital con cuestiones similares a las descritas por el urgenciólogo.

 “Están buscando cómo hacer, inclusive algunos de ellos los tenemos en el área de terapia sicológica de nuestra firma porque necesitan ayuda, literalmente están deprimidos, están con síndromes muy complejos y, en este caso, Querétaro, por lo menos 13 personas, formalmente, y en secreto a voces son cientos de personas, en varios turnos, sufriendo lo mismo”.

 

Con información de Excelsior


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