Cayó en las drogas y se desmoronó en la adolescencia al quedar huérfano, hoy recuperó su vida

Un adolescente que quedó huérfano a los 13 años tras la muerte de sus padres cayó en un espiral de autodestrucción que lo llevó a consumir drogas y a ser encarcelado en varias ocasiones. Hoy, dos décadas después, Francisco ha logrado recuperar el rumbo de su vida gracias a su encuentro con Dios en el centro de rehabilitación “Cristo Rompe las Cadenas”.

Francisco, de 35 años, lleva ya dos años libre de adicciones. Explicó que su caída comenzó tras la pérdida de sus padres, cuando quedó bajo el cuidado de una tía. Sin una figura de autoridad cercana, se refugió en las calles con malas compañías, lo que lo llevó a consumir drogas desde muy joven.

“Pienso que fue por la muerte de mis padres… desde muy chico me quedé sin papá ni mamá, y pues como no tenía a nadie, vivía con una tía, pero yo hacía lo que quería. Andaba en la calle con los que pensaba que eran mis amigos, y de ahí empecé a agarrar las drogas”, relató.

Entre los 13 y los 19 años comenzó a consumir marihuana y cocaína en piedra, y durante ese periodo fue internado al menos en dos ocasiones en el tutelar de menores. Aunque intentó alejarse por voluntad propia, sufrió una recaída, esta vez con metanfetamina o “cristal”, que lo hundió aún más.

Fue hasta los 33 años que decidió internarse en el centro de rehabilitación “Cristo Rompe las Cadenas”, donde completó el programa de cinco meses. Sin embargo, optó por quedarse a vivir en la casa de rescate y, desde entonces, ha dedicado su vida a ayudar a otros en el ministerio.

Comentó que antes había sido ingresado a otros centros, pero sin éxito, ya que lo hacía por obligación. Aunque asistía a la iglesia desde niño, reconoció que nunca había tenido un verdadero encuentro con Dios, hasta que llegó al centro de rehabilitación cristiano.

Francisco considera que ese encuentro con Jesucristo fue el punto de quiebre para retomar el control de su vida. Ahora recomienda a quienes luchan contra las adicciones que se acerquen a estos ministerios, pero sobre todo, que busquen a Dios.

“Acérquense a estos lugares donde primeramente te tratan con amor. Muchos no van porque piensan que será diferente. Yo estuve internado en otras partes, pero no era por voluntad propia y siempre salía igual. Aquí, Dios fue obrando en mi vida”, concluyó.