La vida de Brisa estaba marcada por la violencia antes del feminicidio que conmocionó a Nueva Rosita
La tragedia que rodea el caso de Brisa Izela Castellanos Márquez, la menor de 12 años hallada sin vida en el municipio de San Juan de Sabinas, ha sacudido a la comunidad de Nueva Rosita, no sólo por la brutalidad del crimen, sino también por las condiciones de vulnerabilidad que rodearon su corta vida.
De acuerdo con declaraciones de Lorena Sáenz Menchaca, orientadora del municipio de Sabinas que brindaba apoyo a la madre de la víctima, Brisa había sido víctima de violación en enero del presente año, justo después de haber cumplido 12 años.
La doctora relató que la menor provenía de una familia desintegrada, marcada por el consumo de drogas y una constante violencia intrafamiliar.
“Era una niña en situación de alto riesgo, estabamos trabajando con su mamá, orientándola para buscar mejorar su entorno, pero el sistema no fue suficiente ni llegó a tiempo”, lamentó Sáenz Menchaca.
Agregó que desde el año pasado se había detectado a la menor, que apenas tenía 11 años, deambulando por las calles y se había notificado a las autoridades competentes, incluso los mismos policías la llevaban de regreso a su casa.
El caso ha levantado indignación entre la población y ha puesto nuevamente en la mira la urgencia de reforzar los protocolos de protección para menores en contextos vulnerables, así como el seguimiento eficaz a las denuncias de abuso sexual y familiar.
Hasta el momento, las autoridades han detenido a dos personas presuntamente relacionadas con el feminicidio, y la Fiscalía General del Estado continúa con las investigaciones.
Mientras tanto, la comunidad exige justicia por Brisa y mayores acciones para prevenir que otra menor sufra un destino similar.
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