Panamá planea cerrar su frontera para controlar migración
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, será uno de los doce jefes de Estado que asistirán este lunes a la toma de posesión de José Raúl Mulino en Panamá.
La relación entre ambos mandatarios estará influenciada por la forma en que aborden la crisis humanitaria causada por el masivo flujo de migrantes a través de la selva del Darién, que separa ambos países. Mulino, conocido por su postura dura, planea cerrar el Darién y repatriar a los migrantes irregulares a sus países de origen, un cambio significativo con implicaciones regionales.
Aunque Mulino reconoce que el cierre de la frontera es más una idea filosófica que material, la compleja geografía del Darién hace imposible la construcción de barreras físicas.
A pesar de su inaccesibilidad histórica, el flujo migratorio ha perforado esta barrera natural.
En lo que va del 2024, cerca de 200,000 personas han cruzado la selva, principalmente con destino a Estados Unidos.
El número de migrantes ha aumentado drásticamente en los últimos años, con más de medio millón cruzando en 2023, en su mayoría venezolanos. En Colombia, el Clan del Golfo controla el tráfico de migrantes, obteniendo enormes ganancias, mientras que en Panamá, los migrantes enfrentan múltiples abusos.
Las condiciones del Darién son extremadamente peligrosas, con terrenos empinados y ríos caudalosos, lo que ha llevado a una crisis humanitaria documentada por diversas organizaciones de derechos humanos.
Migrantes de diferentes continentes arriesgan sus vidas en estas rutas, enfrentando abusos y recibiendo poca protección.
Panamá ha manejado el flujo migratorio mediante una política de traslado controlado, moviendo a los migrantes de su frontera sur a su frontera norte.
Sin embargo, la relación entre Panamá y Colombia siempre ha sido tensa, y la cuestión migratoria añade una nueva capa de complicaciones. Mulino propone una política de contención migratoria, lo que podría agravar la situación en Colombia.
Recientemente, Colombia acordó reactivar un mecanismo tripartito con Estados Unidos y Panamá para abordar la crisis migratoria. Mulino espera firmar un acuerdo con Estados Unidos para la repatriación de migrantes irregulares, alineándose con la política de contención migratoria de Estados Unidos.
Expertos advierten que cerrar el Darién es prácticamente imposible y podría ser contraproducente, forzando a los migrantes a usar rutas más peligrosas y enriqueciendo al crimen organizado.
Se necesita una estrategia conjunta entre Colombia y Panamá para proteger a los migrantes, investigar los abusos y promover vías legales y seguras.
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