Tragedia en el río Guadalupe revela omisiones en medidas preventivas; líder de campamento murió mientras rescataba niños

Durante años, Dick Eastland advirtió sobre los peligros del río Guadalupe, cuyas aguas, aunque hermosas, han demostrado ser impredecibles y letales. Como director del Campamento Mystic, ubicado a orillas de este cauce en el centro de Texas, vivió de cerca los estragos de las inundaciones. Incluso en una ocasión, su esposa embarazada tuvo que ser evacuada en helicóptero cuando las aguas aislaron el recinto.

A finales de los años 80, luego de la muerte de 10 menores en otro campamento cercano, Eastland se unió a la autoridad fluvial local y abogó por la creación de un sistema de alertas tempranas. “El río es precioso, pero hay que respetarlo”, expresó en 1990 al Austin American-Statesman. Sin embargo, el sistema fue cerrado en 1999 por ser obsoleto y poco confiable, y nunca fue reemplazado por una alternativa más moderna.

El pasado viernes, Eastland falleció intentando salvar a varios niños durante la catastrófica inundación que cobró la vida de al menos 27 personas en el Campamento Mystic. Su acto ha sido calificado como heroico, pero la tragedia también ha desatado críticas por la falta de medidas preventivas eficaces.

Pese a que algunas cabañas nuevas fueron construidas en zonas más altas y seguras dentro del terreno, otras —incluidas las más afectadas— se mantuvieron en áreas de alto riesgo de inundación, identificadas como tales por las autoridades federales. Expertos como Anna Serra-Llobet, investigadora en la Universidad de California-Berkeley, señalan que, aunque en un inicio pudo desconocerse el nivel de riesgo, las construcciones más recientes debieron tomarse con plena conciencia de ello.

Intentos por implementar nuevas tecnologías de advertencia, como sirenas, se vieron frustrados por la falta de presupuesto, la oposición de la comunidad y la escasa intervención del gobierno estatal.

La muerte de Eastland ha conmovido a quienes lo conocieron. Su nieto, George Eastland, escribió: “Si no iba a morir por causas naturales, esta era la única otra manera: salvar a los niños que tanto amaba y cuidaba. Aunque ya no camina por esta tierra, su impacto nunca se desvanecerá en las vidas que tocó”.