Lenia Batres asume como nueva ministra de la Suprema Corte
Lenia Batres asumió como nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
En su mensaje, Batres reprochó al tribunal en el que trabajará durante los próximos 15 años y dijo que han subordinado la Constitución a la Corte, han faltado a la ley al no reducirse el salario al nivel del que tiene el presidente y asumen un papel de legislador al derogar leyes por fallas de procedimiento sin entrar al fondo de los asuntos.
Y agregó que los ministros han actuado “por encima y por fuera de la Constitución”.
Los invitados de Batres interrumpieron su discurso con aplausos en tres ocasiones, en especial cuando dijo que la gente ya la llama “la ministra del pueblo”.
Entre los personajes a los que agradeció por su presencia estuvieron Jesús Ramírez Cuevas, coordinador de comunicación social de Presidencia; Raquel Buenrostro, secretaria de Economía; su hermano Martí Batres, jefe de Gobierno de la Ciudad de México; María Estela Ríos, consejera jurídica de la Presidencia, quien fue su jefa hasta hace unos días.
Pasadas las 11 de la mañana, se abrió la sesión y la ministra presidenta Norma Piña invitó a Batres a pasar de a primera fila a la herradura donde se encuentran las sillas de los ministros. Ahí le colocó la toga, le ayudó a quitarse la mascada roja que vestía sobre su traje azul y le indicó el asiento que ocupará, el que dejo vacante el militante morenista Arturo Zaldívar.
Correspondió a Yasmín Esquivel pronunciar el discurso de bienvenida a Batres, que estuvo colmado de elogios por su formación en una “institución pública”, aunque la nueva ministra se graduó de la universidad Humánitas, que es privada.
También aplaudió su “congruencia ideológica” y sus convicciones, además de reconocer al presidente Andrés Manuel López Obrador porque sus últimas nominaciones a la Suprema Corte de Justicia han sido de mujeres.
Acusó a la Corte de incurrir en excesos porque, a su juicio, no se supedita a la Constitución, sino que ocurre al revés y son los ministros quienes han supeditado la ley fundamental a sus deseos. “Al grado de que, se escucha entre litigantes decir: ‘¿Y qué dice la Constitución al respecto? Lo que indique la Suprema Corte‘”, dijo mientras esbozaba una sonrisa.
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