El legado de las mañaneras: una herramienta de control y gobernabilidad
Durante casi seis años, el presidente Andrés Manuel López Obrador utilizó sus conferencias mañaneras no solo como un canal de comunicación y propaganda, sino también como una extensión de su gobierno. En 1,428 conferencias, abordó y gestionó temas como la política interna y externa, la economía, la seguridad, y la relación con la iniciativa privada. A través de sus discursos, descalificó a opositores, presionó a empresarios, e impulsó reformas legales y proyectos prioritarios.
Las mañaneras sirvieron como una plataforma para regular sectores económicos, establecer controles sobre combustibles y precios de la canasta básica, y renegociar contratos firmados en administraciones anteriores. También se usaron para defender su estrategia de seguridad y criticar a jueces y ministros.
En el ámbito de la política internacional, López Obrador anunció decisiones controversiales, como la ruptura de relaciones diplomáticas con países como España y Ecuador, y desafió públicamente a las embajadas de Estados Unidos y Canadá.
Jesús Ramírez, su vocero, defendió las conferencias como un instrumento de gobernabilidad, afirmando que, a través de ellas, el presidente lograba influir en la opinión pública y generar cambios concretos en diversas situaciones, desde el combate al huachicol hasta las tensiones con el crimen organizado.
Sin embargo, las conferencias no estuvieron exentas de polémicas, incluidas acusaciones de preguntas pagadas por YouTubers y empresarios que buscaban influir en las gestiones del mandatario. A pesar de esto, las conferencias mañaneras se consolidaron como un eje central de su gobierno, con una audiencia masiva en redes sociales y una transmisión constante desde el Palacio Nacional.
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