Inicia el cónclave en el Vaticano para elegir a un nuevo líder para la Iglesia Católica

El proceso para elegir a un nuevo líder para la Iglesia Católica, el cónclave, está formalmente en marcha en el Vaticano.

Las puertas de la Capilla Sixtina han sido cerradas a los forasteros, comenzando el proceso secreto que culminará con un nuevo pontífice.

Los 133 cardenales votarán y no ha surgido un claro favorito para asumir el liderazgo de la Iglesia Católica Romana.

Para garantizar el secreto total, la Capilla Sixtina se pondrá bajo bloqueo total durante el cónclave.

Incluso este proceso de siglos de antigüedad ha tenido que mantenerse al día con los tiempos: el Vaticano planea usar inhibidores de señal alrededor de la Capilla Sixtina para evitar la vigilancia electrónica o la comunicación fuera del cónclave. Los cardenales también tuvieron que renunciar a sus teléfonos y todos sus dispositivos electrónicos. Solo los recuperarán una vez que termine el cónclave, dijo un portavoz del Vaticano.

Después del juramento de secreto, el arzobispo Diego Giovanni Ravelli, maestro de las celebraciones litúrgicas papales, acaba de dar la orden de Extra omnes, una frase latina que significa todos fuera.

Todos los extras ahora se retirarán, dejando solo a los 133 cardenales electores en la Capilla Sixtina.

El cónclave comenzará oficialmente una vez que se cierren las puertas de la capilla.

Estamos a mitad de camino de los juramentos individuales de secreto, en los que los 133 cardenales, en orden de antigüedad, deben dirigirse al altar, donde jurarán no hablar públicamente sobre la elección.

Ya hemos visto a algunos de los favoritos para suceder al Papa Francisco. A estos cardenales se les conoce como los papables.

El primero en prestar el juramento individual fue el cardenal Pietro Parolin de Italia, quien supervisó la procesión a la Capilla Sixtina.

También hemos visto al cardenal Luis Antonio Tagle de Filipinas, al cardenal Gérald Lacroix de Quebec y al cardenal Joseph Tobin de los Estados Unidos. Se cree que los tres tienen la oportunidad de convertirse en el próximo Papa, aunque no hay un claro favorito.