¿Quién será el próximo papa? Preparan el Cónclave para elegir al sucesor de Francisco
Tras la muerte del papa Francisco, la Iglesia católica deberá iniciar el proceso de elección de un nuevo pontífice mediante un cónclave, una tradición con siglos de historia que combina rituales solemnes, secretismo y fuertes implicaciones geopolíticas.
El cónclave es una reunión secreta del Colegio Cardenalicio que se realiza generalmente entre 15 y 20 días después de que queda vacante la sede papal. Aunque, en teoría, cualquier hombre católico puede ser elegido como papa, en la práctica moderna el sucesor suele ser seleccionado entre los cardenales. El último pontífice elegido fuera de ese grupo fue Urbano VI en 1379.
El próximo cónclave podría distinguirse como uno de los más inusuales de la historia reciente. No por un cambio en los protocolos, que permanecen inmutables, sino por la creciente influencia de factores geopolíticos y culturales que podrían pesar en la decisión del sucesor de Francisco. A pesar de las especulaciones en medios y círculos especializados sobre posibles candidatos, la fragmentación religiosa y cultural del mundo podría ser determinante en la elección final.
La votación se realizará en la Capilla Sixtina, en el corazón del Vaticano, donde los cardenales electores permanecerán completamente aislados del mundo exterior. Está prohibido el uso de dispositivos electrónicos o cualquier tipo de comunicación, con el fin de garantizar que la elección esté libre de presiones externas.
Según la normativa vigente, sólo los cardenales menores de 80 años pueden votar. Actualmente hay 138 cardenales con derecho a voto, aunque la constitución apostólica establece un máximo de 120 electores, límite que se considera flexible y no obligatorio.
Italia es el país con mayor número de cardenales electores, con 17, aunque su influencia ha disminuido significativamente respecto al cónclave de 2013, cuando contaba con 28. Estados Unidos ocupa el segundo lugar con 10 electores, seguido de Brasil con 7.
En términos continentales, Europa sigue liderando con 54 cardenales, mientras que Asia suma 37 y Oceanía apenas cuenta con cuatro. Esta distribución refleja una tendencia hacia una Iglesia más diversa e inclusiva, en línea con la visión del papa Francisco.
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