Buscando alumnos en las esquinas y casa por casa iniciaron maestros fundadores de la secundaria Alberto Salinas Carranza
En 1981, la Escuela Secundaria Alberto Salinas Carranza comenzó sus operaciones en las instalaciones de la Primaria Miguel Hidalgo. Más tarde, se trasladaron a la Escuela Morelos, en la colonia del mismo nombre. Fue gracias a las gestiones del entonces director Ricardo Kanagusiko Sánchez que lograron obtener sus propias instalaciones, aunque estas se encontraban en el otro extremo de la ciudad, según compartió la Maestra Fundadora Sara Calderón Camacho a Noticieros Rancherita del Aire.
Estaba el señor Uribe como Presidente Municipal, y nos dijo que sí nos haría la escuela, pero donde él quisiera, para que lleváramos a los alumnos. Nos entregaron una escuela hermosa, totalmente equipada, pero no teníamos estudiantes, recordó Calderón.
Con ese desafío en mente, en 1984 comenzaron desde cero en la ubicación donde la escuela se encuentra hoy en día. Maestros y fundadores recorrieron casa por casa, invitando a los jóvenes del barrio a inscribirse.
Algunos maestros me ayudaban a buscar alumnos en las esquinas, jóvenes de barrio, tatuados, que no querían estudiar, pero los convencíamos. Juntamos 10 en un salón y 15 en otro, pero no teníamos suficientes maestros, relató.
Poco a poco, la escuela fue consiguiendo tanto docentes como más estudiantes. Además, los alumnos colaboraban plantando árboles que cuidaban con esmero. Los maestros, por su parte, hacían turnos para vigilar las máquinas de escribir, quedándose hasta medianoche para evitar robos.
En las pulgas comprábamos maquinitas para cortar el zacate, y así íbamos avanzando. Empezamos con pocos grupos, pero cuando me jubilé, dejé nueve, y ahora son doce, agregó Calderón.
Desde el principio, los fundadores ofrecieron a los alumnos no solo educación, sino también apoyo emocional, consiguiéndoles zapatos, uniformes y otros recursos. Primero les dimos cariño, después conocimientos, afirmó.
La maestra concluyó esperando que los maestros actuales continúen con el mismo espíritu de entrega hacia la escuela y sus estudiantes: Aceptamos el reto y lo logramos, finalizó.
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