Concluyó una histórica temporada de huracanes en el Atlántico marcada por fenómenos extremos
El sábado 30 de noviembre finalizó la temporada de huracanes en el Atlántico, destacada por eventos sin precedentes y un impacto devastador en diversas regiones.
El huracán Beryl, primer ciclón de categoría 4 registrado antes del inicio oficial de temporada, marcó el inicio de un año atípico. Este fenómeno impactó gravemente la isla de Carriacou en Granada, dejando viviendas destruidas, cultivos arrasados y dos fallecidos. Este suceso, calificado como “inusual” por expertos, puso en evidencia los efectos del cambio climático en la intensidad y frecuencia de los huracanes.
A lo largo de 2024, tormentas como Helene, Milton y Rafael rompieron récords históricos y dejaron un rastro de destrucción. La Organización Meteorológica Mundial advirtió que los patrones observados podrían ser parte de una “nueva normalidad” impulsada por el calentamiento global, destacando la urgencia de acciones para mitigar estos efectos.
En total, se registraron 11 huracanes, superando el promedio histórico de siete. Este incremento se atribuye a temperaturas oceánicas inusualmente altas, exacerbadas por las emisiones de gases de efecto invernadero. Fenómenos como Milton, con vientos de 290 km/h en el Golfo de México, y Helene, que causó daños millonarios en el sudeste de Estados Unidos, evidenciaron el impacto de esta anomalía climática.
La temporada concluyó con Rafael en noviembre, un ciclón de 195 km/h que azotó a Cuba, complicando aún más los esfuerzos de recuperación tras los daños previos causados por otros huracanes.
Este año pasará a la historia como uno de los más intensos y destructivos, reforzando la necesidad de comprender y actuar frente a los retos climáticos globales.
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