Aranceles a China: México consolida su alianza estratégica con Estados Unidos
La reciente decisión del gobierno mexicano de aplicar aranceles a productos importados desde China confirma un viraje claro de la política comercial hacia un mayor alineamiento con Estados Unidos, en medio de la intensificación de la guerra comercial entre las dos mayores potencias del mundo.
Un déficit creciente con China
El comercio bilateral muestra un desequilibrio estructural: mientras México exporta alrededor de 15,000 millones de dólares anuales a China, importa cerca de 130,000 millones, principalmente bienes manufacturados, electrónicos y textiles. La medida busca reducir esa brecha, estimular la producción nacional y frenar el ingreso de mercancías consideradas de competencia desleal.
Contexto internacional
Estados Unidos ha impuesto restricciones más duras a las importaciones chinas, presionando a sus socios en Norteamérica a seguir el mismo camino. Para México, miembro del TMEC, la integración con Washington y Ottawa es estratégica: el comercio con EE.UU. supera los 850,000 millones de dólares al año, y la relocalización de cadenas de suministro (nearshoring) ha reforzado esa interdependencia.
Señales políticas
La presidenta Claudia Sheinbaum subrayó que los aranceles no deben interpretarse como medidas hostiles hacia Pekín, sino como parte de una estrategia para “fortalecer a la industria mexicana y diversificar cadenas de valor”. Aun así, el mensaje internacional es claro: México apuesta por el bloque norteamericano como eje de su política económica.
Riesgos y oportunidades
Especialistas advierten que, aunque los aranceles pueden elevar los costos para consumidores y generar tensiones con China, también abren espacio para que México capte inversiones y fortalezca sectores estratégicos como la automotriz, la electrónica y la farmacéutica. Con un mercado estadounidense que demanda seguridad en las cadenas de suministro y menor dependencia de Asia, México se posiciona como socio confiable.
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