Cada uno a su ritmo: Monitorear signos del desarrollo infantil ayuda a prevenir rezago escolar (video)
En el entendido de que cada niño aprende a su propio ritmo, estar atento a los hitos o signos del desarrollo infantil en cada etapa de su crecimiento puede tener un impacto positivo para prevenir el rezago escolar o los problemas de aprendizaje.
Los expertos en pediatría y desarrollo evolutivo infantil concuerdan en que hay edades con etapas determinadas donde cada niño alcanza el crecimiento físico, cognitivo, social y emocional, aunque no todos los niños los cumplen en el mismo momento, pero sirven como referencia.
Por ejemplo, en coordinación motora gruesa se pide estar atentos y monitorear que un bebé de 2 a 3 meses ya tenga control sobre los movimientos de su cabeza, que pueda sentarse sin ayuda entre los 6 y 8 meses, gatear entre los 8 y 10, y ponerse de pie entre los 9 meses y el año.
También hay características del lenguaje que pudieran ser signos de desarrollo correcto, ya que se estima que desde recién nacidos y entre los 4 y 6 meses deben poder balbucear y hacer sonidos coordinados, responder a su nombre entre los 6 y 8 meses, o decir “mamá” o “papá” entre los 9 meses y el año.
Además, se consideran otras reacciones emocionales al exponerse a estímulos de interacción social, como sonreír en grupo, reconocer a las personas más cercanas o sentir ansiedad ante extraños, todo antes de cumplir un año.
Y aunque los signos solo son guías generales y no una regla estricta, identificar retrasos en varios hitos o una regresión de habilidades hace conveniente consultar con un pediatra o especialista en desarrollo, así lo indicó la psicóloga Dora María Ramírez Delgadillo.
“Esta primera etapa desde que nacemos, incluso yo me iría más atrás, desde que las mamis estamos embarazadas, es importante tener en cuenta que, si en el embarazo hay alguna dificultad o a la hora del alumbramiento, ello puede influir en un futuro”, reiteró.
Explicó que estas dificultades del embarazo o alumbramiento podrían influir en el bebé, pero no necesariamente de manera negativa, sino reflejarse en el desarrollo y aprendizaje escolar.
La psicóloga puntualizó que también se deben observar de cerca las pautas madurativas, como a qué edad empieza a caminar o a tener control de esfínteres, ya que al detectar algún retraso en estas habilidades podría haber repercusiones en el ámbito educativo.
“Pues frente a cualquier duda en relación con el aprendizaje de mi hijo, consulte con un especialista, ya sea con la propia docente o bien busque apoyos alternativos, como un psicólogo o un pediatra, para descartar cualquier duda frente a esta situación”, finalizó.
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